Era triste que Los Mártires, la vieja localidad de Bogotá, se hubiera vuelto un refugio infernal para la criminalidad. Era triste porque allí, en ese barrio importante de aquel centro de la capital de la República que alguna vez fue la ciudad entera, también sucedió la Historia del país: fue precisamente en la plaza de Los Mártires, a unos pasos de las casas de La Candelaria, en donde fueron fusilados algunos de los más sonados personajes de la Independencia de Colombia y se levantaron algunos de los monumentos más valiosos de nuestras calles.
Y sin embargo, desde los años cincuenta del siglo pasado, el viejo barrio empezó a tomar esa fama de callejón sin salida que ha sido una mancha terrible. Y todo terminó en la ruidosa intervención del ‘Bronx’, que sigue estremeciendo a la ciudad.
Por cuanto significa, por la historia, por la ciudad y por la gente, es una noticia estupenda el plan de restauración de Los Mártires que se ha empezado a ver en lugares tan fundamentales como el parque principal y la iglesia del Voto Nacional, que se levantó al final de la Guerra de los Mil Días. El Distrito ha empezado a limpiar y a resembrar el lugar como si se tratara de desenterrarlo, de recobrarlo, de darle el brillo que fue perdiendo por la desidia y la mediocridad.
El Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, libre de tendencias y rifirrafes políticos, ha conducido una enorme inversión de 3.141 millones de pesos para –según le dijo a EL TIEMPO su director– “renovar la zona y sus alrededores para que renazca de las sombras del crimen a la que estaba atada años atrás”.
Para Bogotá, que ha vivido dividida en la última década, resulta de una gran importancia esto de hacer bello y seguro lo que se daba por perdido, esto de recuperar sus símbolos y sus lugares. Se trata de que siga sucediendo la Historia. Pues, como suele decirse, no es nada fácil que a una sociedad le llegue el futuro si sigue empeñada en no compartir un mismo pasado.
Fuente: http://www.eltiempo.com/opinion/editorial/el-renacer-de-los-martires-160292
