Evitar que niñas y niños pasen la noche a la intemperie o permitir que tengan un cuidado adecuado mientras sus padres ejercen una labor nocturna es lo que buscan los funcionarios del Centro Amar II, ubicado en la localidad de Mártires en pleno centro de la ciudad de Bogotá.
Linda Quiroga hace parte de la Subdirección para la Infancia del Distrito y explica que a este Jardín Infantil nocturno van “los niños que muchas veces tienen que acompañar a sus papás al trabajo y son niños que en algún momento les corresponde asumir las tareas de los adultos y son niños cuyos padres no tienen con quien dejarlos”.
Y mientras logran conciliar el sueño, sabiendo que sus mamás y papás están obteniendo dinero en actividades como la vigilancia nocturna, las ventas ambulantes, el lavado de carros o incluso ejerciendo la prostitución, los niños reciben atención y de acuerdo con la profesora Sofía Reyes, lo más importante, “son niños muy abiertos al afecto y al aprendizaje, muy pocos de los niños que tenemos son agresivos o tienen ese tipo de situaciones entonces”.
Aunque son menos casos, pequeños en etapas como la primera infancia, es decir desde los 3 meses, son recibidos a diario en el Centro Amar. Cada niño recibe la atención que, de acuerdo con las evaluaciones hechas por nutricionistas, sicólogos y pedagogos, necesita.
“Estos espacios están pensados no solamente para que el niño esté seguro, sino para que tenga todo un proceso de estímulo en su desarrollo, con actividades lúdicas y con acompañamiento sicosocial”, agrega Quiroga.
Pero aunque existe esta oferta en la que las niñas y los niños tienen la posibilidad de ser cuidados por expertos, aún hay padres que los dejan en centro ilegales pues, como se ha detectado, en estos lugares no piden ningún tipo de registro, los menores son dejados incluso varios días a merced de cualquier cuidador y no hay ningún tipo de vigilancia por parte de entidades como el ICBF.
Es como si los padres prefirieran tener menos responsabilidades al dejar a sus hijos en estos supuestos centros de cuidado. Ana María Rodríguez, del equipo de seguimiento a Jardines Infantiles en Bogotá, señala que “a través de las denuncias de la ciudadanía se recoge toda la información de estas casas que pueden estar prestando el servicio en la informalidad y siempre se está buscando el rol de protección de las familias”.
Aunque la capacidad del Centro Amar II es de 105 cupos, estos nunca se llenan pues en promedio tan solo 20 menores de edad son entregados diariamente. Sabiendo que hay casas de cuidado ilegales, las jornadas para motivar el uso de los jardines del distrito son constantes.
En total el Distrito cuenta con 12 jardines infantiles nocturnos, en diferentes lugares de la ciudad, para las niñas, niños y adolescentes que se encuentran en condiciones de alto riesgo social. Los adultos tienen la obligación de ofrecer protección a los pequeños y en ocasiones han perdido la patria potestad cuando se comprueba negligencia en el cuidado.
Fuente: https://www.rcnradio.com/recomendado-del-editor/los-ninos-que-duermen-en...